La ciudad no tiene estrellas. (Libre)

por **Clive Krone** Sáb Abr 16, 2011 6:36 pm

Clive abrió los ojos con lentitud, despertando del profundo sueño en el que horas antes se había sumido. A su alrededor todo estaba oscuro, pero sabía perfectamente que allí habían más personas aparte de él que esperaban el mismo destino, Sunshine City. Podía sentir el traqueteo de las ruedas del autobús al circular por la carretera y eso a veces ocasionaba que la capucha de la sudadera que llevaba puesta ignorara la orden dictada para volver a su posición de descanso. El silencio sepulcral decía que aquellas personas que lo acompañaban también habían caído en un sueño, ¿acaso era el efecto que la noche causaba o sólo era el cansancio de aquel largo viaje? De todas formas, parecía que él era el único que se había despertado. Clive se tumbó en el asiento de dos plazas que estaba a su entera disposición, se hizo un obillo y trató de conciliar de nuevo el sueño, mientras pensaba en aquello que le esperaría la ciudad. ¿Qué tipo de lugar sería Sunshine City? ¿Por qué razón era tan poco conocida? ¿Qué gente viviría allí? Preguntas de ese estilo surcaban la mente del joven circense que no sabría que hacer al llegar allí. Era como un gato abandonado, no tenía dinero, ni comida y mucho menos un lugar en el que vivir. Quizá podía dar espectáculos ambulantes, pero sin el material apropiado no servía de nada. Tan sólo una cosa le había obligado a emprender este viaje: escapar de un psicópata ocupando el lugar de su difunta madre en este autobús.

Cierto, él no debería estar allí, debería haber muerto a manos del jefe de pista en lugar de Colette. El sueño no le atacaba, pensamientos no deseados habían vuelto a su cabeza. Se incorporó, con la mano derecha apartó con levedad la cortina que tapaba la ventana del bus y se quedó impresionado al ver lo que vio. Un infinito y hermoso cielo estrellado se imponía ante él como un nuevo universo. El mar, una larga carretera y un firmamento de apariencia mágica. De la impresión no parpardeó y su boca se había quedado parcialmente abierta, cualquier pensamiento se anuló ante aquel sueño maravilloso. Segundos después volvió en sí, sin apartar la mirada del iluminado cielo, dejando que las imágenes volvieran a su cabeza. Colette... Erik... Los momentos más felices que haya podido experimentar, ahora un sueño más que imposible. Una lágrima se aventuró a recorrer la mejilla del joven al recordar ocasiones que jamás podrá volver a experimentar. Su único ojo reflejaba los gritos de su pobre corazón abandonado. Y en el cielo los rostros de papá y mamá parecían proyectarse de manera sonriente, como si dijeran que no pasaba nada. Clive apoyó los dedos en el frío cristal del autobús y miró al cielo con intensidad, sintiendo un dolor desgarrador en el pecho y tratando de que su llanto no despertara al resto de pasajeros que dormían profundamente.

Es indefinido el tiempo que estuvo contemplando el firmamento esperando encontrar una clara sonrisa de sus padres. Había dejado de llorar y de nuevo se encontraba cansado, el viaje era largo y no tenía nada con lo que entretenerse, así que decidió volverse a tumbar y conciliar el sueño. Ahora todo era más fácil, el haberse desahogado le había venficiado a que el viaje fuera más llevadero. La cortina volvía a estar cerrada, el autobús había recuperado la oscuridad que tenía y el muchacho se había dormido. Sus sueños eran oscuros, sin imágenes que se proyectaran para crear bellos lugares, tan sólo un túnel lleno de tinieblas que tenía que cruzar para encontrar una salida. El traqueteo había cesado, Clive había llegado al final de su trayecto y con él, el de su sueño. Se tomó su tiempo en despertarse, esperando a que todos bajasen del autobús para después ir él. Aferrando la capucha enroscada a su cabeza con las manos, bajó con pequeños saltitos hasta tocar el suelo arenoso. Las grandes puertas se cerraron de golpe tras él y Clive se asustó, ahora se sentía como un ratón encerrado en una jaula. Miró hacia delante, hacia la izquierda y la derecha, sin saber que rumbo tomar. La noche se alzaba a altas horas de la madrugada y un muchacho contemplaba la gran ciudad iluminada, que impedía a las estrellas brillar en el cielo.

por **The Crow** Lun Abr 18, 2011 9:45 am

La noche le había sorprendido tan repentinamente, pareciera que el tiempo corría tan aprisa conforme este tomaba un descanso mas esto no le incomodaba, su labor era lo primordial incluso dejando como un extra su vida personal, no le importaba nada siempre y cuando cumpliera con el labor que se le había encomendado en la ciudad y aquello que pensaba hacer asta la muerte.

Bueno, es hora ...... lo único que espero es que no tenga problemas aun que, esto no es nada aburrido - sonreía mientras se acomodaba aquel saco que era su uniforme, un saco de color negro que mantenía siempre con el al igual que su sombrero del mismo uniforme.

Caminando hasta la entrada seguía pensando en que tipo de extraños bajaría ahora de aquel camión, nunca se dejaba de sorprender con aquellos que veía entrar, un extraño que lanza truenos, un deforme sujeto con alas ( cosa que en si el mismo se consideraba igual) una chica con luciérnagas....no puede ser posible que todo esto empieza a resultar tan psicópata, que acaso las invitaciones dejaban de llegar no solo a quienes les necesitaban? .... que loco es aquel encargado mas esto no le importaba, el solo quería servir a su nueva ciudad.

Al llegar a la entrada se quedo pardo frente al camion antes de que todos se fueran a algun lado, no podrian y quien lo intentara se llebaria un golpe sertero - Bien, buenas noches gente, mi nombre es the crow y soy el encargado de su seguridad, en esta ciudad ustedes tendran lo que quieran siempre y cuando no se metan en problemas, el dinero les llegara el primer año en lo que se establecen, si es que quieren quedarse en la ciudad, despues tendran ustedes que buscar un trabajo - continuaba hablando de algunas cosas elementales en la ciudad - Alguna duda??

La gente parecia tan normal, tan tranquila mas esto no significaba que seria toda la verdad.

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